“Cuando encuentres a Buda, mátalo”. No lo digo yo, lo dice el proverbio. Y es que además ese cabrón se le parecía: gordo, calvo, con los ojos rasgados… si hasta vestía de naranja. Estaba claro, ¿no? ¿Quién coño iba a pensar que en China también había repartidores de butano?

PARADOJAS II. AQUILES Y LA TORTUGA.

Paradoja: Ret. Figura de pensamiento que consiste en emplear expresiones o frases que envuelven contradicción.

Paradoja de Aquiles y la tortuga: Fue formulada por el filósofo griego Zenón para demostrar la imposibilidad lógica de la idea de movimiento. Aquiles decide competir en una carrera contra una tortuga. Seguro de sus posibilidades le da una gran ventaja inicial y recorre en poco tiempo la distancia que los separaba, pero al llegar allí la tortuga ha avanzado, más lentamente, un pequeño trecho. Al llegar de nuevo donde estaba la tortuga, ésta ha avanzado un poco más. De este modo, Aquiles no ganará la tortuga, ya que la tortuga estará siempre por delante de él.


Es curioso. Tuve que venirme a vivir entre aviones para dejar de sentir esa necesidad enfermiza de subir en ellos. Ahora me siento tranquilamente frente a la ventana y los veo pasar mientras me tomo un té y escribo cosas como esta. Hasta que llegas, claro, porque entonces me olvido también del té y del ordenador.

Lo del gimnasio también es curioso, no me digas que no. Vivir encima de uno y que se me hayan quitado las ganas de correr ha sido todo uno. Y eso que las vibraciones de la música se meten en mi cabeza a través de la almohada y como me descuide me encuentro con un cartón de leche en cada mano haciendo series. O agachándome diez veces para recoger cualquier cosa que se me cae del suelo. Me recuerda a esos rollos de “aprenda mientras duerme”.

De todos modos, lo realmente increíble es que alguien que presume de ser “lento pero seguro” haya tardado tantísimo tiempo en darse cuenta de que así no iba a ninguna parte, que Ítaca es puro humo y da igual que llegues tarde cuando nadie espera por ti. Me ha costado kilómetros de tinta verde y litros de tinta roja entenderlo, pero al menos ahora lo tengo claro. Con los pies fríos no se piensa bien, pero si además los llevas demasiado ligeros entonces sí que es imposible que descubras el secreto de las tortugas. Primero porque no eres ningún arquero mongol para acertar un blanco en movimiento, y segundo, porque las tortugas suelen esconder muy bien las cosas. Solo cuando me senté y miré con atención lo encontré. Estaba en la receta del tiramisú. Entre líneas, claro, pero estaba todo, hasta el último detalle. Y como no podía ser de otra manera, la solución a la paradoja era otra paradoja. Aunque no creo que te sorprenda, porque sospecho que tú ya sabías que es tu movimiento el que me llevaría al fin a otro lugar. Y cómo hacerme grande sin dejar de ser bobo y pequeño.


¿Sabes? A pesar de todo, hay una cosa que no me puedo quitar de la cabeza. Me imagino lo frustrado que tiene que sentirse el pobre Aquiles. Pierde la carrera por no escuchar a Zenón y, luego, cuando le da por hacerle caso en eso de que las flechas no pueden llegar nunca a su destino, mira cómo le fue. Putas paradojas…