“Cuando encuentres a Buda, mátalo”. No lo digo yo, lo dice el proverbio. Y es que además ese cabrón se le parecía: gordo, calvo, con los ojos rasgados… si hasta vestía de naranja. Estaba claro, ¿no? ¿Quién coño iba a pensar que en China también había repartidores de butano?

SADOmouseSOQUISMO


Me dices que no me preocupe, que no tardarás, que te llevas un puñado de alcaparras para no perder el camino de vuelta, pero sé que me mientes. ¿O crees que no he visto sobre tu mesa la capucha de un halcón amaestrado? ¿Y que no sé que es, como tú, adicto a los encurtidos? Ten el valor de negarlo. Sé también lo tentador que te ha resultado siempre escapar dejando un rastro de boloñesas frías. No has dejado de repetírmelo, desde antes incluso de que me mudara al oeste de todo.

Fue ese tono de irritación en tu voz lo que terminó de convencerme de que no pensabas volver. Siempre te pones a la defensiva cuando tienes algo que ocultar, pero he compartido almohada con demasiadas cabezas de caballo como para que me asusten ya tus amenazas. De todas formas, aunque estaba más que mentalizado, cuando sonó el timbre salté del sofá y volví a experimentar esa familiar sensación de terror que me provocaba la poesía uruguaya. Un miedo nada irracional, porque los dos sabemos que sueles recurrir a Benedetti para que te haga el trabajo sucio. A él le tocó decirme que habías grabado encima de Grease. Y que se te cayó una pieza de la armadura de mi caballero del Dragón y no la encontrabas. Lo de la mancha de lejía en el jersey que me hizo mi madre, también. Por eso no hubiera necesitado echar un vistazo a través de la mirilla, pero aún así lo hice. Benedetti. Estaba ahí fuera de pie, esperando, con el halcón posado sobre su hombro. A los dos les olía el aliento a vinagre. Y no me vengas con que no puedo saber eso, porque lo sé.

Así que en vez de abrir me fui a la cocina y me planté delante del frigorífico. Nunca antes había sido tan consciente de lo agotador que resultaba una cosa en apariencia tan simple. Como casi todo en aquella casa. Una de las puertas decía la verdad, pero la otra siempre mentía. Y yo no sé si se me olvidaba de una vez para otra cuál era cuál o es que se intercambiaban por pura diversión, pero el caso es que al final siempre me la metían doblada y me comía los yogures caducados. O los tarros de paté con moho, ese amigo que nunca duerme. Por eso ni me molesté en preguntar y abrí directamente. De la nevera no surgieron, como era de esperar, aquellos ecos de pera precolombina que solían recibirme, llenos de reproches, sino una voz que declamaba con entonación perfecta los primeros versos de la Eneida. Mi capacidad de sorpresa estaba bastante sobrepasada aquel día, así que realmente no me causó demasiada impresión ver a aquella papaya con los ojos inyectados en zumo y la mirada de los 1000 metros, que se balanceaba de un lado a otro recitando a Virgilio. Tampoco era la primera que veía. Es increíble la afición que sienten las frutas tropicales por los ritmos latinos. Lo que sí me inquietó fue notar un casi imperceptible deje rioplatense ganando terreno entre largas y breves y cerré de un portazo antes de que la papaya se metamorfoseara en la cabeza de Benedetti y tuviera tiempo de decirme lo que ya sabía o, en su defecto, saltara para intentar morderme los huevos.

En fin, otra noche castigado sin cenar. Esta vez sin ti. No es que sea una novedad, pero a pesar de todo, duele. La infidelidad con alcaparras es de las cosas más amargas que pueden pasarle a un hombre, incluso a uno como yo, al que le gusta azotarse con el cable del ratón. Y hacer como si fueras a volver.

17 comentarios:

  1. Me doy, contigo me doy, haré lo que TÚ quieras, sólo tienes que dictar; pero si no dictas no sabré qué hacer. Y… perdón por haber jurado que no volvería y volver de nuevo. Es la única promesa que no te he cumplido. Aunque te empeñes en dudar de mí; ya por demás está decir que duele, creo, porque son palabras que vienen de mí.
    PD. Esta vez hay motivos que no entiendo, ni la infidelidad, ni los halcones amaestrados, ni las cabezas de caballo; y eso, que pensé que era tu mejor lectora.

    ResponderEliminar
  2. No se si te lo he dicho alguna vez pero , me diviertes profundamente.
    Todo eso que haces, ya sabes , disfrazar de naranja butano lo que en realidad es de color negro y poner toda esa desesperación en las frutas tropicales. Toda esa comedia que en realidad no es tal sino una bien disfrazada tragedia griega.
    Y me gusta y me divierte , porque soy una de esas mujeres superfluas que van al teatro a reír pero no le dicen a nadie que por la noche piensan en esas cosas bajo las sábanas sin mas compañia que la de Wilde.
    Pero ahora es de dia , y me diviertes profundamente.

    ResponderEliminar
  3. Que sitio original e inspirador este blog, es extraordinario.

    Saludos, y sigo buscando a Buda (para bajarlo de un corchazo).

    ResponderEliminar
  4. Aún con aliento a vinagre vuelve. No soy la más indicada para intentar ayudarte, pues yo misma me he comido muchos besos avinagrados, pero.. a fin de cuentas quien no arriesga no gana, no?
    Un besazo, espíritu vengador :)

    ResponderEliminar
  5. Cachis mis muelas...

    Saludos sin vinagre.

    Marta.

    ResponderEliminar
  6. Aprovecho para invitarte a participar en un concursete literario de relatos cortos y cortisimos

    ResponderEliminar
  7. A mi el frigorífico siempre me asusta tan frío y no le hecho vinagre a nada, que es demasiado ácido. Aunque la verdad eso de comer no es muy mío, con la imagen de una cabeza de caballo no se puede hacer mucho, sobretodo recordando aquél filósofo de los timepos de Freud y Virginia Woolf que se abrazaba a ellos y lloraba. ¿Y qué es sino la locura lo que nos mueves?, ¿la locura, el amor? ¿qué más da? Es lo mismo. Pones una capa sobre de la otra, una anécdota y un detalle, ¿es que quieres que no te podamos seguir o pretendes hacer capas y taparte en tus propios recuerdos? ¿Tal vez huir de ellos? Apuesto a que fracasas en cualquier de las tres cosas y es que prestando atención y echándole imaginación, puedo creer que tu musa se hizo musa a partir de un fruto de casualidad, y que era muy curiosa (por los zapatitos rojos que aparecen en todos sitios). Besos y revisa tu mail cuando puedas.

    ResponderEliminar
  8. Yo si fuese él, también le tendría un miedo terrible a Benedetti (y, ¿quién no, en su situación?)


    Una bolsita llena de sugus de naranja.

    ResponderEliminar
  9. Está claro que el sado-mouse-soquismo,es una palabra compuesta que puede resultar peligrosa.
    La incluiré en mi listado de términos compuestos, como objeto de estudio. Mucho ánimo.

    ResponderEliminar
  10. Lo prometido es deuda, ahí va mi análisis del compuesto:Se compone de tres términos, desde el punto de vista de la estructura del compuesto, presenta alguna anomalía, que nos conduce al campo de la investigación creativa, El primer término es un calco del ilustre Marqués de Sade, de origen francés, los compuestos de tres términos siempre presentan anomalías, porque lo normal es que d.p.v sintáctico, un término rija a otro y d.p.v fonético que siempre exista un nexo de unión entre los términos, que suele ser una vocal con diferente timbre según los casos, al menos en griego,en latín... pero este compuesto es innovador y como nexo de unión tiene un "ratón", escrito en francés y de origen latino, mus, muris, y un tercer término queda un poco mutilado pero nos remite claramente a Masoch otro ilustre escritor.
    Comentario: no se puede encuadrar como nombre parlante, aunque su semántica se vislumbra suficientemente en el presente relato,yo diría que se trata de un hapax,que solo podríamos comprender cotejándolo con otros términos de semejante estructura en otros autores.Se puede afirmar sin reparo que se trata de un término muy interesante y muy creativo.Interesante porque la lengua latina y la española, soportan mal el fenómeno de la composición nominal y es este claramente un compuesto nominal.

    ResponderEliminar
  11. Me he vuelto a pasar, y segire pasando porque da gusto leerte ;)

    Un saludo !

    ResponderEliminar
  12. Bueno...las palabras que fluyen de mi mente al leerte son "estas loco", y no poco, pero me gusta.
    Es como leer una pesadilla, una locura interminable.
    Gracias por pasarte por mi blog con bombones y té, yo te traigo tarta de ingredientes sin nombre (aunque no se cocinar) y un nuevo ratón del ordenador, pero inalámbrico.
    1 beso combustionado.

    ResponderEliminar
  13. Te acabo de descubrir y me encantaste.
    Tienes una forma de escribir muy original. Tus relatos impregnados de imágenes y metáforas, definitivamente, me gusta tu estilo, así que con tu permiso, me quedo...
    Besitos en el alma
    Scarlet2807

    ResponderEliminar
  14. ¡Qué coherente todo¡...
    Recordar a Benedetti...incitarme a leer a Virgilio...sin perder de vista a los versos de la Eneida...Empezar de una forma tan prosaica y no olvidate de que el final coincida...Precioso todo.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  15. Es cierto , algún día tendrás que justificar tus ausencias , pero no ahora porque aun no hemos llegado al fin del mundo.
    No te disipes mucho que se va el olor a butano y me gusta la forma en la que marea.

    ResponderEliminar
  16. Ju que texto tan espeluznante...
    No te enfades pero me acabo de dar cuenta de que tu blog son Bombones y no bombonas!

    ResponderEliminar
  17. tu blog es de bombones no de bombas y el texto es espeluznante:(

    ResponderEliminar