“Cuando encuentres a Buda, mátalo”. No lo digo yo, lo dice el proverbio. Y es que además ese cabrón se le parecía: gordo, calvo, con los ojos rasgados… si hasta vestía de naranja. Estaba claro, ¿no? ¿Quién coño iba a pensar que en China también había repartidores de butano?

METÁSTASIS

Quise enterrarla en un papel. Por eso empecé a escribir. Confié en los consejos de Henry, pero los adictos al porno no somos muy de fiar y, además, todo el mundo sabe que a los molineros siempre se la pegan sus mujeres. Pero sobre todo me volvió a traicionar la memoria: y no por acordarme solo de cosas que ya han pasado, sino porque me resulta imposible retener los detalles de las películas que veo o de los libros que leo. O quizás fue que el karma me castigó por hacer tanta sangre sobre Christian Slater. Alone in the dark... Sea como sea, no conseguí recordar cómo se llamaba la rosa. Y el caso es que también olvidé lo peligrosos que pueden ser el papel y las metáforas. Porque el papel lleva veneno y en cuanto a las metáforas… bueno, no se debe jugar con ellas, no hace falta más que una para desencadenar esa reacción química tan improbable como posible que llaman amor.

La sigo queriendo. Me gustaría hacerle sufrir aunque fuera una milésima parte de lo que me hizo ella a mí, y me entretengo imaginando toda clase de venganzas y torturas, aunque como tengo el cerebro fundido por el exceso de pornografía, casi todas mis fantasías consisten en rasgarle la ropa, sujetarla del pelo y follármela mientras la llamo mil veces puta, y dejarla después en el suelo, con una mirada de desprecio y un puñado de billetes arrugados a su lado. Alone in the dark... A veces me engaño pensando que eso sería humillarla, a veces ni me molesto. (Nota mental: quitarme los anillos en mis sesiones de venganza, tengo la polla como si me hubiera visitado el Zorro).

Lo malo es eso, que no es solo lujuria; es que la sigo queriendo con locura. La quiero de esa forma que hace daño, que te destruye y que al tratar de entenderla produce el mismo vértigo y los mismos dolores de cabeza que pensar en el infinito o la muerte. Alone in the dark... O que intentar comprender la diferencia entre adelantar y atrasar la hora. Hay mil canciones absurdas que hablan de eso, creo que incluso la Biblia lo hace. De la autodestrucción y el amor, no del cambio horario, me refiero. Cada día me convenzo más de que debería venderle los derechos de mi biografía a una orquesta de pueblo.

Todo esto es injusto, demencial, lo sé, pero así es. Y mucho más si pienso que he encontrado a alguien maravilloso, alguien que me quiere de manera tranquila, normal, de esa manera sosegada que no consume, que te hace engordar y elegir cortinas. Y en realidad sé que esa es la buena, que lo otro –la otra- no conduce más que al miedo, a la desconfianza, a desintegrarse otra vez cada mañana. Alone in the dark... Pero tengo la terrible sospecha, casi la certeza, de que si ella volviera a aparecer, simplemente con arrugar la nariz, con ladear la cabeza y mirarme, con ponerse delante de mí con uno de esos camisones de niña pequeña, me haría atarme un cartucho de dinamita al pecho y encender la mecha con una sonrisa. Porque la sigo queriendo. Esa es la única –y la peor- respuesta posible.

Alone in the dark.

8 comentarios:

  1. Perdona pero no entiendo la unión entre lo que describes y Alone in the dark... sospecho que tiene algo que ver con fantasmas,pero me has dejado intrigado, y eso no lo hace mucha gente.

    ResponderEliminar
  2. No tengo palabras ahora mismo, pero quería dejar un comentario a toda costa. Es usted aún más genial (con todo lo que ello conlleva) de lo que yo sospechaba.

    ResponderEliminar
  3. Lo bueno, si es oscuro: dos veces bueno ;)

    ResponderEliminar
  4. Me pregunto si a partir de ahora seguirás usando las papayas y esas cosas que tanto te encantan. Reconozco que me has impresionado , no suena nada Álastor pero si muy Enrique. Has pasado de jugar con extrañezas culinarias a vomitar público. Me gusta.
    Pd: Alone in the dark.

    ResponderEliminar
  5. Cierto, enrique, a veces nos pillamos tremendas perrreeetaaaasssss!!!!Voy a por betadine y una tirita...

    ResponderEliminar
  6. Al final, queda bastante claro tu rencor...¿Si te hubiera cobrado te sentirías mejor? ;)

    ResponderEliminar
  7. Elegir cortinas... Cuánto aburrimiento concentrado en dos palabras. Da hastío. Incluso el leerlo.

    ResponderEliminar
  8. Alicia B. R.

    A pesar de que sé que la pregunta sobre las cortinas está destinada a tus musas, me voy a permitir sugerir el color blanco y las fibras naturales. Son ideales para dejar pasar la luz tan escasa en estos días :)

    ResponderEliminar