“Cuando encuentres a Buda, mátalo”. No lo digo yo, lo dice el proverbio. Y es que además ese cabrón se le parecía: gordo, calvo, con los ojos rasgados… si hasta vestía de naranja. Estaba claro, ¿no? ¿Quién coño iba a pensar que en China también había repartidores de butano?

FAMAGUSTA INN. ZONA DE EXCLUSIÓN.

Existió un lugar que era el más seguro del mundo. Puedo jurar que lo fue.

Sigue siendo de color verde, claro, y con motitas marrones, igual que antes, pero ahora ya no hay césped ni días de sol. Solo óxido y moho.

Ahora está vacío y en las paredes solo quedan las marcas de aquellos deditos que las recorrían, manchados de tarta y mantequilla de palomitas. Y jirones de aquellas sonrisas traviesas que ponías cuando trataba de reñirte por todo aquel alboroto y que acababan conmigo limpiando y tú sacándome la lengua desde una silla muy alta en la que te colgaban las piernas, con tu bata de ositos y un puñado de cerezas en el regazo.

Era tu refugio y tu escondite. Te daba pereza salir, pero si tenías que hacerlo te gustaba que jugara a perseguirte por el pasillo hasta la puerta y te mirara desde allí, presumiendo de tu bolso y tus tacones. Y a mí cada vez se me encogía el corazón, porque sabía que un día olvidarías que te pedí que no crecieras nunca. Pero siempre volvías y te escondías de todo conmigo, hasta de ti.

Ahora solo es un laberinto oscuro y sucio, lleno de corredores húmedos y de grietas por las que se cuela la lluvia fría y gris y se fue escapando todo el amor que había dentro. Y nadie puede dormir allí, porque si cierras los ojos se levanta viento y el murmullo de millones de pestañas muertas se desliza a través de tus oídos. Hablan de terremotos, inundaciones, huracanes; del día en que mi barba dejó de hacerte cosquillas y se volvió tan roja que lo consumió todo; de que lo único que olvidaste en el incendio fueron las ganas de volver.

Existió un lugar que era el más seguro del mundo. Y fui yo.

3 comentarios:

  1. Joder, qué triste. Bello, pero duele.
    Un abrazo.

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  2. Las personas son los sitios más seguros y a la vez más peligrosos.

    Un beso.

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  3. Que bueno que te conozcan tan bien, más allá de la tragedia y la historia, claro.

    Saludos

    J.

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