“Cuando encuentres a Buda, mátalo”. No lo digo yo, lo dice el proverbio. Y es que además ese cabrón se le parecía: gordo, calvo, con los ojos rasgados… si hasta vestía de naranja. Estaba claro, ¿no? ¿Quién coño iba a pensar que en China también había repartidores de butano?

SÍNDROMES IV. SÍNDROME DE KESSLER.


Síndrome: sust. Del griego syndromos, concurso. Conjunto de síntomas que constituyen una patología.
Síndrome de Kessler: El síndrome de Kessler o cascada de ablación es un escenario propuesto por el consultor de la NASA Donald J. Kessler en el cual el volumen de basura espacial en órbita baja terrestre sería tan alto que impactaría con el resto de objetos en órbita, creando así más basura y, por tanto, un mayor riesgo de otros impactos. El lanzamiento de nuevos satélites y la acumulación de artefactos desfasados hace que este escenario de colisiones en cascada de Kessler se haga más probable.

Sé que lo he dicho ya. Putas etimologías. Y putos síndromes. Cada vez tengo más, se me acumulan como la basura en la calle los domingos o cualquier día de la semana en el espacio exterior.

Es difícil decir cómo he llegado a esto. Normalmente las cosas siguen el comportamiento que esperaríamos de ellas, una pauta lógica y que se puede medir. Sin embargo, en ocasiones se producen reacciones inesperadas. Error empírico, lo llaman. Mismos elementos, idénticas proporciones, pero sin saber por qué, el resultado obtenido es completamente distinto.

Lo malo es que los errores empíricos tienden a generar bucles. Son como bracear en espiral. Intentas no repetirte, volver al resultado inicial, pero acabas nadando en círculo. En uno perfecto además. Y lo terrible de los círculos no es encontrarte de nuevo en el punto de partida, una y otra vez, sino que siempre estás a la misma distancia del centro y sin posibilidad de acercarte. Ni de alejarte. La velocidad puede variar; lo que no cambia es la conciencia de que te has convertido en chatarra. Debris. Basura espacial.

Sí, lo sé. Pensar en asteroides camino de la destrucción es mucho más épico y glorioso, pero esto es otra cosa. Es más como una tostadora arrojada por la escotilla de una nave rusa, flotando sin rumbo. Ya no funciona y aunque se sigan las instrucciones paso a paso siempre sobran piezas. No tiene arreglo, ni remedio. Porque para qué nos vamos a engañar, ahora es basura espacial y para lo único que sirve la basura espacial es para generar más. Más debris. Igual que yo. Todo lo que se acerca a mí acaba convertido en material de desecho. Soy como el rey Midas, pero en versión trash.

¿Te parece una estupidez? Pues a mí es lo único que se me ocurre para explicar lo que me pasa contigo. Supongo que debí darme cuenta antes de que mis cartas de navegación estaban obsoletas y que tus instrumentos eran poco más que piezas de museo. Hay que asumirlo, cariño, llevamos demasiado como cometas erráticos y ya no sabemos calcular las distancias ni las trayectorias. Por eso cada vez que nos acercamos demasiado acabamos chocando. Antes o después te saco de quicio. O tú a mí. Sí, tú también me sacas de quicio aunque no lo creas, y lo que es peor, lo haces sin proponértelo en absoluto. Es algo tan absurdo como el odio inmenso que siento a veces por la gente que tararea. O la que se para a hablar en las esquinas. Algo visceral. Y te prometo que hago la cuenta atrás, del diez al cero, pero ya ni los mensajes satánicos me aclaran nada. Todo lo más, la imposibilidad del fenómeno.

Mi única esperanza es que detrás de todo esto haya una secuencia lógica, una fórmula genial que me ayude a comprender. Algo como la proporción áurea. Aunque ahora que lo pienso, quizás tratar de entenderlo sea hybris. Soberbia, ya sabes. Debris con hybris. Menudo trabalenguas. Menos mal que no soy disléxico además de ludópata.

3 comentarios:

  1. Te he visto optimista al final ¿he de suponer algunos cambios?
    Re-Bienvenido, sabes que siempre lo eres en Dangerland, porque lo bueno de ninguna parte es que siempre está ahí sin posibilidad de traspaso.
    Besos

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  2. ¡Cuánto tiempo sin saber de ti y de tus bombones de butano explosivos! Sigues igual de satánico, muy tú.Y en cuanto a ella, no hay nada mejor que sacarse de quicio de vez en cuando.
    Odio los bucles cerrados, la rutina cuando es obligatoria, la gente que se para en las esquinas para hablar y las que lo hacen en medio de la acera...y mil cosas más.
    Invitado quedas para la próxima visita a mi blog.+
    1 beso.

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  3. Joder, síndromes? Curioso. Qué placer leerte, hilar la basura espacial colisionando con algo más cotidiano, más de piel.
    Hay relaciones así, que lo mismo echas de menos que echas de más. Y colisionar es una mierda, pero no tanto como no discutir nunca por falta de sangre en las venas, de pasión. Supongo que lo lógico sería buscar un punto intermedio. Si lo logras me explicas cómo se consigue, juas.
    Me odiarías, yo canto, silbo,...
    Besos, y gracias por el té. Muy rico.

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