Me
gustaría llamarme Tomaso. Solo esta noche, solo en esta vieja plaza. Y verla
desde un rincón bailando con sus amigas mientras toca la orquesta, como todos
los años desde que recuerdo. Me gustaría ser Tomaso, no Enrique, y haber nacido
aquí, haber crecido con ella y escuchar cada agosto esas mismas canciones
esperando tener el valor necesario para sacarla a bailar. Guardar cada céntimo
para reparar la vieja moto del abuelo y poder llevarla de excursión al campo un
domingo. Pero no lo soy. No soy más que Enrique y lo único de italiano que
tengo son tres botellas de Moretti a mis pies y todas esas esdrújulas de
Battiato que no paran de bailar en mi cabeza.
En mi mente la plaza es la del pueblo de Cinema Paradiso, será porque aún no he pisado Italia. Tomaso un poco raro, las melenas me despistan. Breve pero intenso, me encanta la imagen, es tierno. Y cuando te pones tierno no me resisto, me entran unas ganas tremendas de llamarte ñoño azucarado xD pero esta vez no, esta vez lo dejo sólo en tierno, fíjate, para que luego digas. A lo mejor me acaba gustando que nos dejes pastar por campos sin zorras
ResponderEliminarTomaso no es un nombre, es una venganza de algún malvado progenitor.
ResponderEliminarY además, los italianos sólo saben hablar, tú sabes escribir. A las listas nos gusta más leer.